"Sabes que te has enamorado de la persona adecuada cuando el silencio no es incómodo."
Otro
día más sin ella, día tras día me levanto con esa sensación de
que me falta algo, mejor dicho alguien. Solo quiero dormir, se que
no puedo seguir así, que tengo que hacer algo, pero no tengo fuerzas
para seguir. Para que, ya no está y nada volverá a ser lo mismo.
-¿Se
puede? -es mi padre, siento ganas de gritarle y decirle que se vaya
que me deje en paz. -Venga Ane, levántate, que hoy hace un día
precioso, necesitas salir.
Me
tapo con la manta y dejo que siga hablando, hasta que se da por
vencido y decide irse.
¿Que
sabrá el lo que necesito?, nos dejo abandonadas a mi madre y a mi y
se fue con otra mujer. Para el debe de ser fácil, tiene a la otra...
y solo la tenía a ella, mi madre, y ahora ya no está. Y yo no me
había despedido de ella, si pudiera volver atrás en el tiempo...
Los seres humanos tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que
tenemos y no valorarlo hasta que lo perdemos. Nos olvidamos de lo
importante que son algunas personas para nosotros por el mero hecho
de que damos por supuesto que siempre estarán ahí y no lo
valoramos. Y cuando ya no están, nos damos cuenta de que nos faltó
muchas cosas que compartir con esa persona, pero ya es demasiado
tarde.
Soy
Ane Urriarte y tengo 16 años, soy lo que se diría “una buena
chica” y una chica del montón. No hay mucho que contar sobre mi,
me encanta bailar y leer, me hace feliz cosas muy simples y amo que
me den un abrazo sin venir a cuento. Me crié solo con mi madre y a
mi padre le veía de vez en cuando. Siempre me tenía envidia de mis
amigas, ellas tenían a sus padres juntos.
2
horas después decido levantarme y darme una ducha fría para
despejarme y dar una vuelta. Media hora mas tarde ya estoy en la
calle, no quiero encontrarme con nadie, ni siquiera con un amigo,
aunque lo necesito, prefiero estar sola. No quiero hablar con nadie
sobre el tema, y tampoco quiero que sientan lástima por mi, no
necesito su consideración.
Llevo
ya una hora deambulando sin rumbo fijo cuando decido sentarme en un
parque. Hay muchos niños jugando.
Me
fijo en un niño que esta llorando, porque se ha caído del columpio,
y como su mamá va corriendo hacia el. Y cuando ya está cerca de
el le canta la típica canción “sana, sana culito de rana, si no se
cura hoy se curara mañana.” y le da un beso en la herida. Este
paro de llorar y le dio un abrazo a su madre.
Ver
esto me desmorona internamente y me puse a llorar.
-¿Estás
bien? -me doy la vuelta buscando al propietario de esa voz. Es un
chico alto y fuerte, tendría mi edad o un año más seguramente. No
soy buena para calcular los nombres de la gente. Lleva una caja de
bombones en la mano.
Contesto
con un escueto “sí”, mientras me seco las lágrimas con la manga
de mi sudadera.
Se
sienta al lado mio. Dejo de llorar.
-Bueno,
veo que ya has parado de llorar, me llamo Ander, encantado.
-Ane...
-Quieres
hablar. ¿Estás bien? Si no quieres hablar no pasa nada, me quedaré
aquí sentado sin decir nada.
-¿Me
puedes dejar en paz? Que yo sepa no te he invitado a sentarte. Estoy
bien.
Dicho
esto va y me abraza, al principio me resisto. Pero acabo cediendo.
Necesitaba ese abrazo aunque procediese de un desconocido, daba igual
de quien fuese. Solo necesitaba un abrazo y no preguntas y miradas de
compación.
-Ya
pasó, aunque llorar te vendrá bien.
Nunca
habría echo esto, pero con el era diferente, me inspiraba confianza
y le conté todo. Era como si le conociese de toda la vida.
-Me
tengo que ir, gracias. -Dos horas más tarde, me doy cuenta de que es
demasiado tarde, me van a reñir.
-¿Te
volveré haber?, sobran. Toma, para que cuando te las comas pienses
en mi ja, ja, ja. -Me entregó la caja.
-No
sobran enserio, gracias por los bombones, espero que tu madre no se
enfade. Si el destino quiere, sí.
Me
voy con una gran sonrisa en la boca, no me lo podía creer. Se que me
está mirando y me obligo a mi misma a no darme la vuelta. Vitoria es
pequeña, le volveré haber pienso y me encantaría que fuese así.
Continuara...
No hay comentarios:
Publicar un comentario