jueves, 20 de junio de 2013

La Prueba de Juan Luis



Cuando tengas miedo utiliza la espada, llévala hasta ti y desgarra tu mente. Destruye todos los miedos y temores, el resto vive en el pasado o en el futuro.




Hace ya mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía un rey al que le faltaba muy poco tiempo de vida. Tenía tres hijos a los que amaba muchísimo, pero los tres no podían heredar el reino de Navarra, y pensando que era justo, decidió ponerles una prueba. Quien ganara, se quedaría con el reino.
Así que el rey Rodrigo IX mandó llamar a sus tres hijos: Gonzalo, Carlos y Juan Luis. Y procedió a darles dicha noticia:
-”Hijos míos, me queda poco tiempo de vida. Como no puedo daros el reino a los tres, me parece justo poneros una prueba los tres. Aunque bien sabéis vosotros eso nunca se ha hecho. Quien gane esa prueba, será el rey de Navarra.”
Tanto a Carlos como a Juan Luis, les pareció justa la decisión de su padre, pero a Gonzalo no. y los dos primeros estaban orgullosos aunque sabían que la decisión de su padre era arriesgada. Ya solo faltaba en que consistiría la prueba. El rey Rodrigo procedió a seguir diciendo de que trataría la prueba tras examinar las caras de sus hijos. Y dijo:
-”La prueba consistirá en qué tendréis que vencer a nuestro mejor joven guerrero: Felipe. Porque lo esencial para ser rey es vencer a cualquier guerrero, por mucho que sea el mejor de tal reino. Os daré un plazo de tres días comenzando por hoy para que os preparéis. Suerte y que gane el mejor.”
al terminar de hablar el rey, los tres muchacho salieron de la estancia, cada uno sumergido en sus propios pensamientos y sentimientos. Gonzalo, el mayor, estaba enfadado. Se suponía que cuando un rey moría el que heredaba el reino era el primogénito, no se le ponía una prueba, encima al alcance de todos los hijos. Aunque poco le importaba, porque sabía que el era el más cualificado físicamente para derrotar al temible y joven Felipe.
Carlos, el segundo, estaba contento con la decisión de su padre; ya se veía fuera, relegado a noble defendiendo una pequeña parte del reino de su hermano Gonzalo. Sabía que éste había tenido una estricta disciplina para la lucha, pero él o se quedaba atrás. Y Juan Luis era arena de otro costal; demasiado blando y enamoradizo. Un rey no podía ir por allí cantando canciones para su amada como hacía Juan Luis.
Por su parte, Juan Luis estaba feliz. Aunque se lo esperaba, a diferencia de sus hermanos. Lo que no se esperaba era de qué tipo de prueba se trataría. Felipe era su mejor amigo, debía reconocer que el era el mejor luchador que había visto en su vida. También debía reconoces que siempre le había tenido envidia por eso mismo.
Los tres empezaron a entrenar duro. Ninguno quería ser relegado a noble. También estaba preparándose Felipe. A pesar de su juventud, sabía que él era considerado por todo el reino el mejor en cuanto a destreza, ataque y defensa, y él lo sabía. No pensaba que el rey Rodrigo IX pondría una prueba a sus hijos, y menos que la prueba consistiría en derrotarle a él.
Ya solo faltaba un día para la gran batalla. El primero en comenzar sería Gonzalo, después Carlos y por último, Juan Luis. Los tres estaban nerviosos, en especial Juan Luis. Estaba nervioso pero contento porque Elena, al fin, había aceptado casarse con él. Tuvo que esperar mucho, pero gracias a una canción, ella le había dado el sí.
Al día siguiente empezó la prueba. La prueba tuvo lugar fuera del reino. Habían trazado un círculo en el que tendría lugar la batalla. Habían dispuesto que el combate tuviera lugar fuera del reino. Así que el que ganara, entraría al reino.
En medio del círculo estaba Felipe. Fuera del círculo había un señor que debía de presidir el combate. El rey dijo que podrían comenzar y entró en el círculo Gonzalo.
El combate de Gonzalo y Felipe fue intenso y largo, pero en un tropiezo de Gonzalo que Felipe aprovechó, este último pudo derrotar a Gonzalo. Otra vez tras la palabra del señor y tras el visto del rey entró Carlos. La pelea duró menos y fue más fácil para Felipe. Él sabía los puntos débiles de Carlos por los entrenamientos y no dudó en utilizarlos, y en aprovecharse de esos puntos débiles. Tras la derrota de Carlos, éste se retiró igual que su hermano Gonzalo, desolado, triste y muy muy furioso. Solo quedaba Juan Luis.
Tras el ritual de los dos anteriores, entró Juan Luis. Aunque pocos pensaban que iba a ganara, lo que ninguno sabía era lo mucho que se había entrenado. Quería que Elena se sintiera orgulloso de él. El combate estuvo muy igualado. Los dos luchadores se conocían muy bien en el combate. Pero tras un duro combate, Juan Luis consiguió vencer a Felipe. Todos aplaudieron y le felicitaron. Su padre le dio un beso y después un regalo. El anillo que había pertenecido a su familia desde tiempos inmemorables. Pero sus hermano solo lo felicitaron. No se imaginaban que el blando y enamoradizo de su hermano los ganara, pero aprendieron que nunca hay que subestimar ni juzgar a una persona por su forma de ser, porque puede ser más fuerte de lo que crees.

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