miércoles, 19 de junio de 2013

Recuerdos Trágicos.




"Olvida lo que te hizo daño en el pasado, pero jamás olvides lo que te enseñó."



Odio tener que recordar los siete primeros años de mi vida. Detesto que me pregunten por mi infancia. De esos siete años vi más de lo que cualquiera puede ver en noventa, o en doscientos años si lo viviera. De ellos, más que recuerdos, me quedan cicatrices. 




23 de Agosto de 1996 – Bilbao.
La luz cegadora procedente del sol, me da en la cabeza. Llevo una hora aguantándolo, el sol golpea con fuerza. Noto como mis delgadas y huesudas piernas comienzan a flaquear. Y noto mi boca pastosa, tengo sed. Pero debo seguir cavando, porque sino él volverá y me castigara.
Ya solo me queda unos centímetros para llegar a donde él dijo. Otra chica más que no es buena. Al principio no lo entendía, él decía que era necesario hacer eso. Las chicas no eran niñas buenas y no merecían estar en este mundoY yo soy su ayudante. Solo tengo que preocuparme de cavar donde y los centímetros que el había mandado. Y el echo de no hacerlo tiene un castigo.
Sigo cavando media hora mas, hasta que por fín llego al nivel que él dijo, dejo la pala en el suelo y entro a la cabaña. Me tomo dos vasos de agua.
Le doy golpes a la televisión para que funcione. Cuando por fin decide funcionar de manera decente, me siento en el suelo, no tenemos la mando, y los botones de la tele no funcionan, así que siempre tenemos que ver el mismo canal. Las noticias acaban de empezar y me quedo petrificado al ver la imagen que muestra, ¡es él! y más al oír lo que dice el señor ese:
“Esta mañana ha sido detenido Antonio Uriarte acusado del asesinato de la joven María García. Se cree también que puede ser el responsable de la muerte de otras cinco jóvenes. La policía a registrado su casa en busca de pruebas, pero parece ser que no se ha encontrado nada, aunque no descartan la posibilidad de que tenga otra casa o un escondite...”
Empiezo a dar vueltas de arriba a abajo, no se que hacer, ni donde ir. Acabaran descubriendo este escondite, pero no sé que hacer. Le han detenido, ¡por fin!
Después de un rato pensado, doy con la única solución que tengo. Llamar al 112, no se si ese numero existe, pero en las noticias suelen poner ese numero.
Tres tonos, contesta una voz femenina. Me pongo muy nervioso, no se que decirla, la señora, me dice que me tranquilice y que le cuente qué pasa. Al principio, empiezo a hablar muy rápido, casi sin vocalizar. Ella me pide que lo vuelva a repetir, pero mas despacio y que me relaje. Le hago caso y se lo cuento algo más relajado, ella me dice que enseguida irán para ahí, pero me pide la dirección; no me la sé y las lágrimas empiezan a asomar otra vez por mis ojos. Ella me dice que no me preocupe, que no importa, que ya la conseguirá. Que todo saldrá bien.


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